Protocolo para la Garantía de los Derechos Lingüísticos

En 1996, se firmó la Declaración Universal de los Derechos Lingüísticos en Barcelona. En el vigésimo aniversario del documento y teniendo en cuenta que en 2016 Donostia iba a ser capital Cultural Europea, Kontseilua ofreció a la Fundación Donostia 2016 la posibilidad de realizar un proyecto para dar un paso en la garantía de esos derechos. De este modo, el 31 de marzo de 2015, le dimos comienzo al proyecto para realizar el Protocolo para la Garantía de los Derechos Lingüísticos.

Formamos un Comité Organizador para llevarlo a cabo, con la participación de seis entidades con escarmiento y fama a nivel internacional:CIEMEN, LINGUAPAX, UNPO, ELEN, PEN INTERNATIONAL y ECMI. En diciembre de 2015, también formamos un Comité Científico. Comité formado por expertos de diferentes ámbitos, con el objetivo de ayudar en la redacción del Protocolo y dar valor académico a las aportaciones de las entidades sociales.

Por lo tanto, la esencia del Protocolo de Donostia ha sido poner en marcha un proceso entre agentes sociales, entidades y expertos con el objetivo de realizar un protocolo para garantizar la igualdad entre lenguas.

La metodología para su elaboración ha sido bastante simple, a pesar que el proceso ha resultado complicado, porque nuestro objetivo era reunir el mayor número posible de opiniones de comunidades lingüísticas. El Comité Científico analizó los artículos de los siete ámbitos que recoge la Declaración Universal de los Derechos Lingüísticos (Principios, Administración Pública, Educación, Socioeconomía, Onomástica, Medios de Comunicación y nuevas tecnologías y Cultura) e identificó todos los derechos que se recogen en la Declaración.

Basándose en ese trabajo, decenas de agentes sociales realizaron aportaciones y propusieron las medidas necesarias para que se garanticen esos derechos, así como indicadores para poder evaluar su cumplimiento.

Esa ha sido la parte del proceso más enriquecedora. Más de cien entidades de más de treinta lenguas realizaron aportaciones concretas, propusieron medidas concretas para la garantía de los derechos lingüísticos. Cada cual, desde su situación, desde sus necesidades, pero con el mismo objetivo:definir la hoja de ruta para la garantía de los derechos lingüísticos de las personas de las comunidades lingüísticas minorizadas.

Kontseilua recibió cientos de aportaciones que dejó en manos del Comité Científico. El Comité le dio un punto de vista académico al documento. Una vez terminado ese trabajo, se presentó un documento con 185 medidas.

Una vez acordadas las medidas, el Comité Organizador definió los principios generales del documento. Son once los principios principales que centran el Protocolo: Derechos lingüísticos; discriminación por razón de lengua; estatus de las lenguas: lenguas oficiales; legislación; medidas correctoras; recursos; discriminación positiva; principio de universalidad; oasis lingüísticos y memoria histórica.

Después de las medidas relacionadas con los principios generales, el Protocolo recoge las medidas de los ámbitos mencionados anteriormente.

Sin lugar a dudas, a parte de la aportación práctica del Protocolo para la Garantía de los Derechos Lingüísticos, queremos recalcar una vez más que ha sido una propuesta realizada por y desde la sociedad civil y que uno de los objetivos principales del proceso ha sido presentar a las comunidades lingüísticas como sujeto del proyecto y reivindicar que sea la propia sociedad garante de una gestión lingüística justa.

Esos cientos de agentes sociales que trabajan desde las necesidades de las leguas, sin ninguna dependencia política o institucional, son portavoces de millones de hablantes y precisamente ese es el punto fuerte del Protocolo para la Garantía de los Derechos Lingüísticos.

Esa inmensa fuerza se vio reflejada en el acto realizado el 17 de diciembre en el palacio de congresos Kursaal de Donostia, en el acto de presentación del primer grupo de agentes que firmaron el Protocolo. Grupo formado por más de cien agentes de más de treinta comunidades lingüísticas europeas y todos ellos van a convertirse en altavoces. Todas las entidades serán, seremos, altavoces para la construcción de una nueva Europa basada en el bienestar social, la convivencia y la paz.